Un herido tras la carga ante interior. /
Allí la policía, con material antidisturbios, cargó con contundencia contra unos 800 indignados cuando estos estaban rodeando la sede del departamento de Antonio Camacho. Tres personas han sido detenidas y una veintena, heridas (siete de ellos policías). Es el incidente más grave ocurrido en las movilizaciones del 15-M en Madrid desde que comenzaron las protestas. Pero este viernes, a las ocho de la tarde, los indignados han decidido marchar otra vez hacia Interior -una marcha que partirá de Atocha, y que pretende acabar en la Puerta del Sol-, y los que quieran pueden acudir a Sol desde las doce de la mañana, según han acordado los indignados reunidos en la plaza Jacinto Benavente.
Una detenida tras la carga ante Interior. / CARLOS ROSILLO
La carga policial se ha producido sobre las once de la noche, frente a la sede del Ministerio del Interior, ante donde los indignados habían decidido marchar tras la asamblea en la plaza de Cibeles. Una vez que los indignados han llegado a la sede del departamento de Antonio Camacho, varios vehículos con policías antidisturbios han llegado a la zona. Los agentes han bajado de los coches con casco, escudo y porra y han cargado contra los indignados, hasta despejar la calle. Tras el final de la carga, algunos de los participantes han vuelto a la zona, donde han gritado "asesinos" a la policía, que ha formado dos filas de contención con decenas de agentes en el lateral de la Castellana en el que se encuentra el ministerio.
Los indignados aseguran que hasta la zona marcharon unas 1.000 personas, pero otras fuentes rebajan esta cifra a varios cientos. La carga ha hecho que la zona se despejara de manifestantes. Varias personas han resultado contusionadas, mientras que los indignados se han situado mayoritariamente en una plaza aneja a la de Colón, justo enfrente de donde se encuentra el Ministerio del Interior. Las cargas se han repetido.
El detonante de la carga, además del asedio a Interior, habría sido tanto la colocación de carteles ante las verjas del palacete como el que se hubiera arrebatado un tricornio a uno de los guardias civiles que habitualmente controlan los accesos al ministerio.
Un herido tras la carga policial. / CARLOS ROSILLO
La policía explica que la causa de que se cargara contra los manifestantes fue que algunos de los indignados se subieron a las verjas que rodean la sede del Ministerio del Interior. Los indignados niegan que hubiera cualquier tipo de provocación o violencia por su parte. Nueve personas han resultado heridas, dos de las cuales han tenido que ser trasladadas a centros hospitalarios para que les suturaran las heridas en la cabeza, y otras tres han sido detenidas. La comisión legal del 15-M eleva los detenidos a 12. El servicio de emergencia del Ayuntamiento de Madrid ha precisado que 20 personas han necesitado atención médica, de las que 13 son manifestantes y tres, policías, todos ellos heridos de carácter leve.
Los indignados, tras ser disueltos por la fuerza y con gran dureza, han retornado hacia las inmediaciones de la Puerta del Sol, donde la policía ha reforzado aún más el dispositivo de seguridad que tenía montado para hacer inexpugnable la plaza. Algunos centenares han alcanzado Cibeles, donde han vuelto a concentrarse para celebrar una asamblea, aunque los indignados se han dispersado en pequeños grupos por varios puntos del centro de la ciudad. Otra asamblea con unos 500 participantes se está celebrando en la plaza de Jacinto Benavente, a tiro de piedra de Sol, hasta donde otro centenar de indignados se ha apostado frente al cordón policial en la calle de Carretas.
Luis López Diéguez, estudiante de economía de 23 años ha acabado con la cabeza vendada. Asegura que un policía “desatado” se separó de los antidisturbios y le abrió una brecha en la cabeza. Finalmente, asegura, el agente tuvo que ser controlado por sus compañeros. López Diéguez va en estos momentos camino del hospital.
Raquel, una señora de 88 años, afirma que no estaba pasando nada hasta que se produjo la carga policial delante del ministerio. Tiene la mano vendada y asegura que tiene una contusión grave. Además tiene magulladuras en la rodilla. Asegura que se ha caído al suelo y que fue ayudada por 4 personas a levantarse.
Otro indignado que no se ha querido identificar afirma que se ha cargado “a saco". La Policía Municipal los ha escoltado hasta la plaza de Colón y allí los esperaba la Policía Nacional con escudos y porras, en lo que ha calificado como una encerrona.
Jornada de protestas
La carga culmina una jornada que había comenzado a mediodía, cuando unos 300 indignados participaban en una marcha para intentar penetrar, por tercer día consecutivo, ante una Puerta del Sol blindada por la policía. Por la tarde se han concentrado unos 800 con la misma intención, pero no parece que las autoridades piensen dar ni un paso atrás en su decisión. Después de 79 días de tolerancia con los acampados, ninguno de los dos organismos ha dado explicaciones sobre la nueva situación y el actual blindaje del centro de Madrid.
Desde primera hora de la mañana del jueves se desplegó en Sol un fuerte dispositivo policial. La plaza estuvo desierta y cerrada a cal y canto desde la una de la tarde en adelante. Agentes de la Policía Nacional y Municipal custodiaron desde entonces las calles que confluyen en la plaza -Alcalá, Montera, Carmen, Preciados, Arenal, Mayor, Carretas y Carrera de San Jerónimo-, donde hay apostadas media docena de furgones y varios coches policiales. También hay vallas que bloquean todos estos accesos, informa Samira Saleh.
Tras varios cortes y aperturas de la estación de Metro de Sol y de las calles aledañas, a las cinco de la tarde Sol comenzó a blindarse de cara a la protesta de la tarde. Ya a las siete la imagen fue la misma que la de los últimos días: la plaza completamente desierta y grupos de indignados tras los cordones policiales. Pasadas las ocho uno de los grupos, el que ha accedido por la calle Carretas, se ha sentado para hacer un debate sobre la imagen que se puede estar dando a los turistas. En la calle Preciados se juntaron unas 200 personas y otras tantas organizaron una asamblea en la Plaza de Pontejos, en la que resolvieron que recuperar la plaza es "cuestión de resistencia", informa Gloria Rodríguez-Pina.
Tres detenidos más
Este mediodía, un hombre cuya identidad no ha sido facilitada y que participaba en la marcha de protesta ha sido detenido por atentar, supuestamente, contra un agente. De madrugada hubo otros dos detenidos, que se suman a los dos del miércoles.
El primero de ellos ha sido detenido sobre las doce y media en la calle del Carmen, acusado de un delito de daños sobre un vehículo policial -los agentes sostienen que rayó el coche-, mientras que a la otra se le acusa de un delito de amenazas contra los agentes. Esta persona ha sido detenida sobre la una y media en la calle Espoz y Mina. Ambos se encuentran en el centro policial de Moratalaz, y esperan para pasar a disposición judicial.
Los otros dos detenidos por desórdenes públicos durante las protestas de la noche del martes al miércoles ya han pasado a disposición judicial y han quedado en libertad con cargos. Son Diego y José Manuel, ambos gallegos, a quien la titular del juzgado número 30, de guardia hoy, los ha acusado de un delito de resistencia a la autoridad.
Algunos manifestantes portaban pancartas con nuevos lemas: "Sol será vuestro Vietnam". Aunque la tarde de ayer fue más tranquila que las pasadas, hasta el momento el resultado es el mismo: imposible acceder a Sol. Pasadas las nueve y media de la noche, parte de los concentrados dejaron los accesos de la plaza y empezaron a callejear hacia Callao y de allí a Cibeles. A su paso por Gran Vía, los manifestantes cortaron el tráfico.
Vueltas alrededor de Sol
Durante toda la mañana, mientras los concentrados recorrían las calles del centro jugando al despiste, la policía fue cerrando y abriendo la estación de Sol y los accesos a la plaza en función de lo cerca o lejos que estaban los indignados. La estación de Metro y Cercanías abrió por la mañana y el tránsito de madrileños, clientes y turistas fue el habitual, sin que se pidiera identificación a nadie, tanto en la Sol como en las calles aledañas. A la una los agentes tomaron una decisión inédita: cerrar la estación y comenzar a entrar en comercios, bares y restaurantes para pedir a sus responsables que evacuaran a los clientes, informa Elena G. Sevillano. Las dependientes sacaron a la gente de los probadores y vaciaron las tiendas sin permitir a la gente ni que pagara, por ejemplo en el Cortefiel de la calle del Carmen. En el bar restaurante Europa recogió la terraza a toda prisa. Varios testigos afirman haber sentido miedo.
Muchos comercios que echaron el cierre por recomendación de la policía fueron reabriendo a partir de las dos y media, a medida que los manifestantes se alejaban de la zona en dirección a la plaza de España. Los convoyes de metro y de trenes también volvieron a hacer parada a Sol desde las cuatro de la tarde. Sin embargo, el tránsito duró poco, ya que a las 17.40 volvieron a cerrarse la estación. Poco después se cerró al tráfico la calle Mayor y a los tres helicópteros de la Policía, que desde hace tres días sobrevuelan constantemente el centro de la ciudad, se sumaron uno de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Entra las doce y las dos y media no se permitió entrar en la plaza a nadie. Muchos ciudadanos se acercaban a los agentes a preguntar qué pasaba, por qué se les impedía el paso, pero solo se permitía entrar a los vecinos de la zona o por alguna urgencia. Miembros de la comisión de información del 15-M repartieron panfletos en los que se aclara que la "culpa" no es de los indignados y se recuerdan los artículos sobre libre circulación de los ciudadanos y la igualdad de derechos. Un policía que estaba charlando con un comerciante se quejaba: "Indignado está este señor y nosotros que nos quedamos sin vacaciones".
A las 12.40, entraron en la plaza seis furgones policiales y una veintena de agentes, que fueron recibidos con gritos de "vergüenza" y "libertad". "No hay café para tanta lechera", les increparon los indignados. La Policía formó una hilera a la altura de la calle de Felipe V. "Esto es lo que pasa por echarnos de la plaza", "menos crucifijo y más trabajo fijo", coreaban los manifestantes. Sobre la una, la marcha giró por la travesía del Arenal para sortear el blindaje policial de Sol por la calle del Arenal. Continuaban por la calle Mayor. Allí se cortó por primera vez la manifestación. Los indignados increparon a los agentes y, en vista de la imposibilidad de llegar a Sol, intentaron otra vía, la calle del Correo, que también estaba cerrada. "La lucha sigue cueste lo que cueste", decían los indignados.
"Dejadnos pasar que queremos comprar" y "esto sí perjudica a los comercios" eran otras de las consignas de los indignados que, a la una y media, estaban decidiendo sus próximos pasos en la calle Carretas. A las dos de la tarde, una sentada frente a la policía. La marcha siguió después por la calle Sevilla y cuando llegaron a la Gran Vía cortaron dos veces durante unos minutos dos de los carriles al trafico. De allí, se encaminaron a la calle Carmen, que tampoco pudieron cruzar. La marcha continuó hasta Preciados, donde una vez más, bloqueo.
Sobre las 14.40, la manifestación se disolvió para comer y descansar en los entornos de la plaza de España y de Oriente. Unos 50 celebraron una asamblea en la plaza de España en la que debatieron sobre la conveniencia de cortar el tráfico de las calles y decidieron que harán cortes momentáneos para no ocasionar muchos problemas a los ciudadanos. Tras esa asamblea, la siguiente parada fue el Ministerio de Interior.
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